#ElPerúQueQueremos

¿Qué carajo le pasa al Perú?

Publicado: 2024-03-05

Después de casi una década encontré entre mis apuntes un escrito sobre la realidad del Perú, y lamentablemente debo decir que la situación ha empeorado severamente, no solo se padece una grave crisis de valores, ahora la sociedad peruana sufre también de un régimen híbrido que, más pronto que tarde, terminará liquidando lo poco que queda de la famélica democracia recuperada luego de la caída de la dictadura de Fujimori a inicios de este siglo, sin embargo, esta fuerza del mal nuevamente ha recuperado el poder y sigue destruyendo todo a su paso, infectando todo y a todos los que toca, como siempre fue desde sus inicios hasta estos tiempos aciagos.

A continuación comparto una versión actualizada (ligeramente) de aquella publicación que busca responder a una pregunta que seguramente nos hacemos cada vez con más frecuencia: ¿Qué carajo le pasa al Perú?

A medida que pasan los días, meses y años siento mayor frustración cuando miro alrededor y veo que el Perú está avanzando. En las calles se ven autos modernos, las ciudades tienen grandes centros comerciales, los restaurantes tienen buena concurrencia, las construcciones en la ciudad son cada vez más modernas, ahora todos tienen celulares, correos electrónicos, la mayoría está en las redes sociales, los jóvenes de ahora tienen mayores oportunidades de estudiar y trabajar, y todo esto está bien, sin embargo, cuando quiero leer un diario, o prender la televisión en un canal nacional, me doy cuenta que el empaque de la sociedad es lo único que ha evolucionado, porque el contenido está marchando para atrás.

Es indignante enterarse que varios funcionarios públicos del más alto nivel están siendo investigados por actos de corrupción, que un singular alcalde tiene un destacado cuestionamiento judicial, que los congresistas no encienden la llama de la esperanza para construir un mundo mejor, por el contrario, llevan consigo la sombra del narcotráfico, la mentira, el insulto, el engaño y la corrupción, o que la industria de la “salud” trafica con el mal de los pobres y sus medicinas para enriquecerse sin piedad como si fuera el justiprecio de su maldad.

Entonces miro a mis hijos, felices, sonriendo, jugando, y siento un frío que me hiela la piel, quisiera que no sigan creciendo, porque todo el esfuerzo que hacemos los padres para darles una buena educación, para que cultiven el valor de la familia, el respeto, la honestidad, la solidaridad, la justicia y el amor puede resultar en vano para ellos. Les confieso que tengo miedo que cuando llegue el día en que mis hijos desplieguen sus alas y empiecen a volar, miren hacia abajo, y en lugar de encontrar un campo verde, sólo encuentren un basural. ¿Cómo podrán reconocer al Perú maravilloso que les estoy enseñando a amar? Este Perú biodiverso y milenario, cuando no es más que un putrefacto fango parcelado por cada mal que lo infecta sin contemplación, sin casi encontrar alguna resistencia, sin casi encontrar algún corazón, brazos o piernas que se resistan a posarse sobre él para no contaminarse del peor mal que puede afectar al tejido social: esta maldita crisis de valores.

Es que acaso el Perú necesita que nos explote una bomba atómica para luego, a partir de allí empezar a resurgir como el ave Fénix, acaso tenemos que esperar que emerja un nuevo Manco Capac del lago Titicaca para que nos vuelva a enseñar a convivir bien con nuestra pachamama y con nuestros wawqipanaycuna (hermanos y hermanas).

A veces quisiera que la tierra tiemble tan fuerte hasta derrumbar lo que no se hizo bien, para volverlo a construir mejor, pero mejor no, porque luego llega el gobierno y causa un terremoto mayor, no sólo derrumbaría lo poco que quedó en pie, sino que, además, derrumbaría la dignidad y el honor de los que más sufren, de los miserables que no tienen que comer, convirtiéndolos en pobres de alma, de espíritu, en pobres sin valor porque sus fuerzas, su ser, su familia, tendrían un precio, porque sus conciencias y su libertad valen un táper de plástico barato que esconde un billete de 10 soles a cambio de un voto para hacerse del poder.

¿Qué carajo le pasa a mi país? ¿Qué carajo les pasa a los peruanos? ¿Qué carajo nos pasa? que no sabemos decir ¡basta ya! ¿Hasta cuando seremos monigotes idiotizados por la seudo prensa del Perú? ¿Hasta cuando permitiremos que siga cometiéndose las mayores injusticias en nombre de la justicia? ¿Hasta cuándo permitiremos que la democracia que queremos sólo sea un discurso de campaña de los que buscan el poder para evitar que realmente vivamos en democracia? ¿Hasta cuándo permitiremos que los que se llaman congresistas vulneren nuestros derechos fundamentales? Cuando son éstos políticos y sus mañas e intereses rastreros los que escriben y publican en el diario oficial las normas que coartan nuestra libertad convirtiéndonos en esclavos del mercado y del sistema condenándonos a su mediocridad.

¡Basta ya de tanta miseria, de tanto robar! ¡Basta ya de tanta violencia! ¡Basta ya de narcotráfico! ¡Basta ya de corrupción, de hipocresías!

Acaso los que hoy tienen el poder y la autoridad no saben dónde están y quiénes son los capos de la droga, acaso no saben quiénes son los desgraciados que trafican con el cuerpo y la pureza de los niños y mujeres, acaso no saben quiénes son los que abusan de la fuerza y la ignorancia de los jóvenes y hasta de los viejos que trabajan y trabajan desde que sale el sol hasta que anochece a cambio de unos pocos soles que con las justas les alcanza para comer.

Acaso no somos nosotros los que sabemos quién, cómo y dónde están los responsables de hacer que se pudra la juventud consumiendo drogas, alcohol y violencia, y nos callamos, y pasamos de largo fingiendo desconocer la realidad.

¿Ese es el destino del peruano? ¿Siempre agachando la cabeza? ¿Siempre nos conformaremos con el “hubiera sido mejor”? ¿Siempre seguirá siendo un peruano el mayor enemigo de otro peruano? ¿Siempre diremos que el Perú es grande, pero obraremos con bajeza, con chatura, con envidia, con prejuicios? Acaso no es nuestra raza la que conquistó el ande, acaso no es nuestra raza la que domesticó la tierra y le hizo brotar el alimento que hoy combate al hambre, acaso no es nuestra raza capaz de superar esta metástasis de inmoralidad que infecta a todo el país.

Por eso me resisto a vivir en un país gris, en un país de media tabla para abajo, porque veo a mis hijos y me lleno de esperanzas, porque ellos me enseñan cada día que la fe mueve montañas, que sí se puede ser feliz, que sí se puede cuidar nuestra casa grande, que sí es posible construir un hogar donde vale más la honradez, el trabajo, la honestidad, la solidaridad y la lealtad, y que cada uno de estos valores se alimentan con el amor verdadero, aquel que sólo da sin esperar nada a cambio, con libertad.

Por eso los invoco a actuar ya, ahora, es el momento de alzar la voz, de poner nuestras manos, nuestras mentes y nuestros corazones al servicio del Perú para frenar y desterrar a estos políticos, alcaldes, congresistas y funcionarios corruptos. Estoy convencido que esta crisis de valores la podemos vencer, pero debemos unirnos, debemos trabajar juntos, y podemos hacerlo en tres niveles, primero a nivel personal, respetando al prójimo, tolerando nuestras diferencias, respetando la libertad de acción y pensamiento.

El segundo nivel debe ser con nuestra familia, cultivando nuestro hogar, promoviendo la paz y el sano alimento de nuestro cuerpo y de nuestra mente, abrazando todos los días a nuestros hijos, a las personas que amamos y que viven en nuestro entorno más cercano, aquí es donde debemos sembrar la semilla de una nueva sociedad, seamos el ejemplo de familia que queremos para el Perú; y el tercer nivel es un llamado a la acción social, ya no podemos esperar que otros sean los responsables de construir nuestro bienestar, ahora nosotros debemos ser el puente que conduzca a los hombres y mujeres hacia un verdadero Perú, un Perú de paz, de cultura, de justicia, de amor, de libertad.

Para esto propongo tres líneas de acción, la primera debe estar orientada a la cultura, organizando talleres, conversatorios, foros, debates, y todo lo que nos permita poner en valor y cultivar nuestras mentes, tenemos que ayudar a acercar la educación, los idiomas, el arte y el deporte a los demás, sobre todo a los niños, así recuperaremos nuestra identidad casi sumergida en el mar de la globalización y el consumismo ciego y sin frenos.

La segunda línea de acción debe ser la solidaridad, la capacidad de dar lo que tenemos a quien lo necesita, organizando jornadas para compartir nuestro tiempo, sobre todo con aquellos que necesitan ayuda para sanar sus cuerpos y también sus almas, la verdadera arma contra la delincuencia es la solidaridad, contra la violencia es el amor, contra el dolor y la desesperación está la amistad, usemos estas fuerzas de cambio para enderezar el camino de quienes están perdiendo la fe y la esperanza en ellos mismos a causa de una enfermedad o por el miedo que los inmoviliza y los empuja a la oscuridad.

Y una tercera línea de acción es el compromiso, es decir, la disposición de hacer que esta nueva corriente de cambio crezca más, tenemos que comprometernos nosotros mismos y comprometer a más personas para que unan sus fuerzas con nosotros y logremos, todos juntos, derrotar este mal que nos aqueja, esta crisis de valores debe detenerse ahora, por eso debemos activar las redes, tomar las calles y alzar nuestras voces para que todos se enteren que ahora sí diremos ¡basta ya!, y que desde ahora pasamos a la acción, desde ahora empezamos, verdaderamente a construir un Perú mejor para nuestros hijos, y para que luego ellos lo hagan mejor.

Aquí no importa tu color de piel, el lugar donde vives, la religión que profesas, el partido al que perteneces, aquí no importa si amas la música, el teatro, el fútbol o el ballet, aquí no importa tu pobreza o tu riqueza, tu género, tus creencias, tus costumbres, ni tu edad, aquí sólo importa tu voluntad y tu fe para actuar y lograr que al fin podamos tener el Perú que merecemos tu y yo, el Perú que merecen nuestros hermanos, nuestros padres y nuestros hijos y nietos.

¡Un Perú con peruanos que valen el Perú!


Escrito por

Julio Navarro -Jucenaf

Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.


Publicado en

Construyendo un Perú mejor

Elegir, actuar y transformar el entorno para incrementar su valor y generar felicidad y progreso es el deber que debemos cumplir cada día!