En lugar de odio, capital social
Por: Julio C. Navarro Falconí (1)
La ideología es un conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una o varias personas que forman parte de un colectivo, de una comunidad y también de un partido político.
Porque toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de conciencia, y también de expresar libremente su opinión, por lo tanto, nadie debe ser discriminado ni atacado en su honra o reputación por sus ideas, por su fe, por su origen, por su idioma, por su situación económica y tampoco por su filiación política.
En los últimos días han aparecido señalamientos graves contra la dignidad de muchos peruanos que, haciendo uso legítimo de su derecho a protestar, han sido “terruqueados” y estigmatizados como violentistas, proterroristas, izquierdistas radicales y hasta responsables de la pobreza y del retraso del país.
El WhatsApp y las redes sociales se han convertido en un silo donde se revela la falta de moral de muchos politiqueros que revelan sus ansias de poder a toda costa.
No sean sinvergüenzas. Los que hoy recurren al discurso del odio son los mismos que desde hace 35 años han tenido la responsabilidad de gobernar el Perú, y el resultado es lamentable.
La pobreza, la desnutrición infantil, la precaria educación sin valores, las esterilizaciones forzadas y la violación de Derechos Humanos, la corrupción, el narcotráfico y el lavado de activos, la violencia de género, la informalidad, el empleo precario que linda con la esclavitud y la explotación de niños, mujeres y jóvenes que reciben miserias a cambio de jornales de trabajo de 12 horas; una agricultura que privilegia el capital a costas de la miseria del campesino, un sistema de salud mercantilizado, al igual que la pseudo política que cada año privilegia con sus leyes a grupos económicos que, con el cuento de las grandes inversiones, se han llenado de privilegios y exoneraciones para rentabilizar usureramente sus negocios manteniendo a la mayoría de peruanos en regímenes laborales extremos, abusivos y extenuantes a cambio de pocos soles que no alcanzan para vivir con dignidad.
Así es el Perú que le han dejado a los jóvenes, a los pulpines que salieron a las calles a decir: ¡Basta ya!, y también a defender la incipiente democracia vilipendiada por ustedes, los politiqueros crapulosos de siempre.
Ya pues, entiendan de una buena vez que su mesianismo y discurso de odio no será aceptado por los jóvenes de hoy. La nueva generación que salió a las calles está protagonizando una revolución de la moral, y están exigiendo la creación de un verdadero capital social que nos conduzca hacia un Perú mejor, y para lograrlo se necesita de 4 ejes fundamentales:
El primero es lograr que la ética y una cultura de valores se conviertan en el factor dominante de la educación y la sociedad.
El segundo es fortalecer las comunidades y colectivos sociales que emergen motivados por la búsqueda de justicia, de paz y de solidaridad.
En tercer lugar, tenemos que recuperar la confianza entre nosotros, y para eso necesitamos nuevas autoridades, de nuevos políticos de verdad, de nuevos actores sociales.
Y en cuarto lugar, debemos consolidar una verdadera conciencia cívica en todo el Perú.
Esta revolución de la moral nos deja grandes lecciones donde la generación del Bicentenario se ha convertido en la protagonista y, sin duda, seguirá vigilante para cuidar la democracia y alzar su voz ante cualquier injusticia. Y ellos no se dejan engañar.
Los jóvenes no están ni desilusionados, ni confundidos, y tampoco infiltrados, están dispuestos a actuar para corregir los errores del pasado que hoy nos pasan la factura, y claro que no están dispuestos a callar y tampoco hacerse de la vista gorda, son una nueva generación que tiene voz, que grita fuerte, que se moviliza, que actúa, por lo tanto, son la esperanza de un Perú mejor.
Esto es tiempos de cambio, compártelo.
(1) Periodista / Docente universitario
Publicado: El 06 de diciembre de 2020
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Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.
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Elegir, actuar y transformar el entorno para incrementar su valor y generar felicidad y progreso es el deber que debemos cumplir cada día!