#ElPerúQueQueremos

El cuarto ángel frente al COVID-19

Por: Julio C. Navarro Falconí (1)

Publicado: 2020-06-28

Aquel lunes por la noche terminé mi último programa en la televisión, y cuando estaba a pocos minutos de llegar a casa sonó el celular, se activó el hand free del auto y me habló el médico del canal para avisarme que la prueba molecular que me habían practicado el viernes había dado positivo. Apagué el motor y me quedé en el auto sin querer bajar por miedo a contagiar a mi familia, mi mente se inundó de pensamientos, mi pecho se llenó de miedo, mis manos temblaban y mi voz se apagó totalmente, durante el programa pensaba  

que el aire acondicionado me estaba afectando la voz, pero era otra la razón.

Al rato bajé del auto, me quité las zapatillas, me ajusté la mascarilla, y subí las escaleras que dan al segundo piso, mi esposa estaba parada allí tratando de entender mi demora, le dije tengo el coronavirus, que no se me acerque al igual que mis hijos, y sin tocar nada me aislé en una habitación para cumplir la cuarentena.

Recuerdo el rostro de ella y de mis dos hijos, y la valiente disposición para enfrentar este nuevo desafío, había que organizarnos, vencer el miedo y salir adelante. Esa fue una de las noches más difíciles de mi vida, no pude dormir, mis sentidos estaban en total alerta, oía mi respiración, mis latidos, podía contarlos y tomarles el tiempo para convencerme que no me faltaría el aire, cada vez que cerraba los ojos parecía que miraba dentro de mí a través de un microscopio la lucha invisible contra el coronavirus, así las horas me parecieron eternas hasta que amaneció.

Aquel día mi esposa le avisó a unos amigos médicos contándoles mi contagio, Hablaron con ella, le dieron algunas indicaciones y sobre todo insistieron en la importancia del aislamiento total de cada uno de nosotros, sin contacto de ningún tipo, abundante agua, verduras y frutas, el uso constante de mascarillas y una buena actitud mental.

Esa misma mañana les hicieron las pruebas rápidas a mi familia, les salió negativo, y recién sentí un poco de alivio al ver que mis tres ángeles en casa no estaban contagiados. Me imagino la angustia que habrán sentido en las últimas horas, felizmente los tres estaban bien.

El mismo día nos llamó el papá de un compañero de natación de mi hijo y desde entonces se convirtió en mi médico, hablamos tantas veces, todos los días, tuvo la paciencia y dedicación diaria, cada mañana, cada tarde y cada noche, para monitorear a toda mi familia, y también para explicarnos la evolución de mi enfermedad, sobretodo en aquellos momentos más difíciles que, gracias a su voz y fuerza espiritual, logré superar.

La COVID-19 es una enfermedad que no solo ataca el sistema respiratorio, también se instala en tu mente, se adueña de tus pensamientos, te provoca un miedo intenso y una angustia permanente que te oprime el pecho sin cesar, las noticias en los medios y la realidad del país son parte del combustible que mantiene vivo el temor a este invisible mal.

Y así pasaron los días de encierro, todas las mañanas mi esposa me dejaba sobre una silla al lado de la puerta de mi habitación el desayuno con un jugo de frutas, pan con palta y huevo cocido, al mediodía un almuerzo basado en verduras de todos los colores y en la noche también, todos los días tomaba disciplinadamente una jarra con dos litros de agua hervida, igual fue con mis hijos en sus habitaciones, todos entendimos la importancia de la alimentación en este tiempo de pandemia.

Luego de veinte días, otra prueba rápida a toda mi familia le confirmó a mi médico que felizmente hemos superado esta difícil etapa, mis tres ángeles salieron negativo y a mí me marcó IgG, es decir, yo he desarrollado los anticuerpos para este nuevo coronavirus, y aunque no se sabe cuánto tiempo dura esta protección natural, lo cierto es que puedo decir que yo también vencí a la COVID-19, ayer mi médico me dio de alta y nuevamente pude abrazar a mi familia con todas mis fuerzas, yo siempre suelo hablar con mis alumnos sobre el poder del abrazo, y hoy lo reafirmo otra vez, somos seres humanos que para sentirnos bien necesitamos del afecto y amor de aquellas personas que significan mucho para nosotros, más aún cuando padeces una enfermedad.

Yo tuve la suerte de tener a un cuarto ángel en mi vida, a quien le estoy eternamente agradecido, el doctor Luis Rivera se convirtió en aquella voz de aliento, de ciencia, de fe y de razón que me ayudó a vencer este mal, fue el único que, diariamente, desde muy temprano preguntaba cómo me sentía física y mentalmente, igual por las tardes y noches, por eso me atrevo a dar este testimonio personal, porque parte del tratamiento a esta enfermedad es el acompañamiento que deben darnos nuestros médicos, son ellos los que deben decirnos qué tomar y por qué nos recetan o no un medicamento, además de indicarnos el cómo debemos enfrentar el problema en casa, toda la familia, y sobre todo, hacernos sentir que les importamos, que nuestras vidas en sus manos son la razón de su profesión.

Gracias doctor Rivera por tu dedicación y bondad, y creo que como periodista tengo la obligación de compartir con los demás tus buenos consejos para vencer este mal, más aún ahora que pareciera que todo vuelve a la normalidad.

Por eso, a ustedes queridos amigos les pido que extremen sus medidas de seguridad, que usen correctamente las mascarillas, que mantengan el distanciamiento social incluso dentro de su propia casa y lávense las manos constantemente con abundante jabón, estas son las principales barreras de protección ante el coronavirus.

También procuren una alimentación saludable, con abundante frutas y verduras, y eviten la comida chatarra y bebidas azucaradas; esto ayudará a fortalecer su sistema inmunológico. Y si terminas contagiado busca ayuda de un médico, no te automediques ni te dejes llevar por lo que dicen las redes ni los medios de comunicación, ni la publicidad.

Igualmente debes preocuparte por el alimento que le das a tu mente, tampoco lo nutras de odios, chismes y morbo que hoy abunda en la televisión comercial y en las redes sociales, no solo debes protegerte la nariz y la boca para impedir que el coronavirus entre a tu cuerpo, también necesitas proteger y alimentar adecuadamente tu mente para que estos males sociales no te generen angustia, miedo y ansiedad, recuerda que la COVID-19 se apodera de tus pensamientos y allí tendrás que lidiar otra lucha tan poderosa como la que deberá librar tu cuerpo.

Y si sabes de alguien que hoy está infectado, por favor, llámalo por teléfono, háblale todos los días, dale frases de aliento, conviértete en esa voz de fe, de esperanza, ellos necesitan nutrirse de afecto, de amor, de amistad y de bondad, y felizmente estos dones que todos tenemos no se agotan, son gratuitos, no están en escasez como el oxígeno pero son igual de necesarios para mantener vivo el alma y el deseo de vivir, así lo hizo conmigo mi cuarto ángel y mi amigo cubano Eduardo Menéndez, todos los días estuvieron pendientes de mí y me ayudaron a tener la fuerza mental suficiente para ganar esta batalla.

Y finalmente, quiero decirles a los empresarios y a los responsables de recursos humanos, preocúpense realmente por sus trabajadores, implementen conscientemente las medidas de seguridad para proteger a su gente, no los expongan por ahorrarse un poco de plata o por la insensatez de alguno de los jefes, porque sus trabajadores viven diariamente con ustedes, sus empresas son el segundo hogar de estas personas que solo viven para trabajar en un país como el nuestro, por eso, si terminan contagiados no los abandonen a su suerte, los responsables de recursos humanos tienen la obligación moral de verlos y acompañarlos durante todo el proceso de recuperación, no solo de sus trabajadores, también de sus familias, porque esta enfermedad impacta en todo el hogar.

Creo que en estos tiempos de pandemia el fin de lucro y el interés individual debe hacerse a un costado para darle más espacio a la solidaridad, a la verdadera responsabilidad social y al acogimiento de quienes hoy necesitan más que nunca de un abrazo, un mensaje de aliento o un mensaje de paz y recogimiento frente a la adversidad.

(1) Periodista / Docente universitario 

Publicado el 28 de junio de 2020. 


Escrito por

Julio Navarro -Jucenaf

Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.


Publicado en

Construyendo un Perú mejor

Elegir, actuar y transformar el entorno para incrementar su valor y generar felicidad y progreso es el deber que debemos cumplir cada día!