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foto: caretas

La falta de confianza nos conduce al desgobierno

Publicado: 2017-08-28

La confianza es un valor humano que involucra siempre a dos partes: una que ejerce una acción y otra que permite y acepta que esta acción se realice. En la política, la confianza es un valor esencial que garantiza la legitimidad del ejercicio del poder otorgado a los “que dirigen” el país en beneficio de los “dirigidos”, es decir, todos los ciudadanos. 

La confianza tiene la particularidad de funcionar en doble vía, porque las dos partes prosperan y fortalecen sus relaciones humanas en la medida en que esta sea mutua, donde el respeto es el principal indicador que mide el nivel de confianza que existe entre las partes. Está claro que cuando la confianza se pierde o se traiciona, las relaciones se deterioran, se rompen y a veces se convierten en focos de conflicto y enfrentamiento.

Esto que digo se ajusta plenamente a cualquier relación de pareja, de familia, de negocios, de amigos y también de políticos; aunque el desenlace de estas relaciones que pierden confianza terminan siendo, tristemente, las principales noticias de los medios de comunicación más consumidos en el Perú.

Los actos de corrupción afectan totalmente la confianza de los peruanos frente al sistema de gestión pública que tenemos en los tres niveles de gobierno (local, regional y nacional), el sistema de salud ―público y privado― tampoco se considera confiable, la precaria y cuestionable administración de justicia también genera desconfianza, la labor que cumplen los ministros en sus carteras están permanentemente cuestionadas e interpeladas, lo que sucede en el sector educación con la huelga de los maestros es el más claro ejemplo de esto, y el legislativo no termina de entender ―sobre todo la bancada fujimorista― que son parte del gobierno que ellos mismos desacreditan con sus dichos y hechos. Además de otros casos como la leche que no es leche, el chocolate que no es chocolate, y otros temas mediáticos que afectan la confianza de los peruanos respecto de sus autoridades y “singulares” representantes.

Hace más de veinte años venimos padeciendo de una crisis de valores crónica, y en las últimas semanas parece que estuviera a punto de hacer metástasis en el tejido social peruano, el respeto entre cada uno de nosotros está por los suelos, este indicador está marcando una señal de alerta frente a un país que padece del “mal de la desconfianza y la falta de respeto”, y cuyas consecuencias pueden ser la ingobernabilidad, la deslegitimación del poder, el desconocimiento de la legalidad y la institucionalidad del sistema público, y finalmente, el desgobierno.

En los últimos días hemos sido testigos de odios, mentiras, insultos, diatribas y otras expresiones procaces en manos y bocas de los “líderes de estos tiempos”, sobre todo de aquellos a los que les confiamos el destino de nuestro país rumbo al bicentenario. En lugar de fortalecer las relaciones entre todos los actores políticos, sociales y económicos, solo se han empeñado en enfrentarse desde sus trincheras mostrándose los dientes, envileciendo (más) la política, saboteando los esfuerzos de recuperación del orden y denigrando la investidura que tienen como altos funcionarios de un país y de los peruanos que dicen que representan y defienden.

Basta leer a los tuiteros en esta especie de guerra virtual donde la credibilidad y la razón casi no tienen lugar en medio de insultos, memes, falsos anuncios, captura de pantallas “truchos”, troleadores y activa participación de reconocidos intelectuales, politólogos y líderes de opinión, confundidos entre las noticias internacionales, la publicidad y el sensacionalismo chicha tan propio de los peruanos.

La quejudez, bulocracia, agresividad, falta de respeto y rechazo a la política, están a punto de convertirse en “marca Perú”, y los que tienen la responsabilidad de hacer exactamente lo contrario(es decir, crear las condiciones necesarias para que todos los peruanos logremos alcanzar el desarrollo humano, el progreso y la felicidad) son los vivos testimonios de estos males que padecemos.

Frente a esta situación, creo que necesitamos un respirador artificial llamado “sociedad civil activa”, para que nos permita recuperar el valor esencial de la confianza. Necesitamos con urgencia una fuerte dosis de credibilidad a cargo de los que aún conservan este valor consigo, ellos son los que tienen que generar los espacios de entendimiento ―con el respaldo de la sociedad civil activa― para revertir este escenario de conflicto y crisis política que nos está arrastrando a un abismo muy parecido al que vivimos en las décadas 80 y 90, creo que fue suficiente lección para no caer nuevamente en ello.

En una de sus visitas a Colombia, el periodista y filósofo Fernando Savater afirmó que “el camino para recuperar la confianza en las instituciones, en el Estado, en los mismos políticos, en los ciudadanos, es político. Esto es mucho más que elecciones y partidos políticos, que las peleas entre presidentes y expresidentes. Hacer política también es rechazar con vehemencia las actuaciones de quienes en beneficio propio abusan de su poder y de la confianza que en ellos se ha depositado y que por esta vía afectan la credibilidad de las instituciones. Es exigir que sean sancionados y garantizar que reparen el daño causado. En la política hay principios que no son negociables y el primero de ellos es la ética”.

La gobernabilidad en el Perú será posible cuando los peruanos recuperen la confianza en sus autoridades y en sus instituciones, solo así seremos ciudadanos respetuosos y obedientes cumplidores del orden democrático, porque el correcto ejercicio del poder político se basa en la confianza ciudadana. Espero que pronto, los políticos peruanos lo entiendan, sino, la sociedad civil activa es la llamada a enseñarles cómo hacer verdadera política en nuestra querida patria.

También fue publicado en: DePolitika.Pe


Escrito por

Julio Navarro -Jucenaf

Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.


Publicado en

Construyendo un Perú mejor

Elegir, actuar y transformar el entorno para incrementar su valor y generar felicidad y progreso es el deber que debemos cumplir cada día!