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El mal de la corrupción en salud

Publicado: 2017-08-15

Aproximadamente la mitad de los peruanos recurre por lo menos una vez al año a una clínica, hospital o centro de salud para ser atendido por algún malestar o accidente. Según información que publica el INEI, el principal lugar de atención son las farmacias y boticas (18%), luego los establecimientos del MINSA (17%), las clínicas y consultorios particulares (9%) y locales de ESSALUD (6%). 

Además, respecto de aquellas personas que manifestaron tener algún problema de salud, el 43 % indica que no buscó atención porque “no fue necesario” (usó remedios caseros, se auto recetó, no tuvo tiempo, está lejos de un establecimiento de salud, por evitar maltratos, falta de confianza, demora de la atención o por falta de dinero).

Viendo estas cifras podemos afirmar que 15 millones de peruanos hacen uso del sistema de salud por lo menos una vez al año, un sector que mueve un poco más del 5 % del PBI, es decir, más de 10 mil millones de dólares utilizados para gastos de salud, medicamentos, seguridad social, ministerio de salud, servicios privados, EPS, equipamiento, infraestructura, etc. De los cuales el 70 % corresponde al sector público y el 30 % al privado.

En alguna ocasión Juan Arroyo, investigador de CENTRUM, refirió que las barreras de acceso a la salud se están incrementando en los últimos años. Algunas razones son comprensibles, por ejemplo, condiciones geográficas debido a las características de nuestro territorio o la falta de tiempo en este mundo cada vez más agitado. Otras razones no comprensibles son la falta de confianza, las demoras en la atención, el maltrato del personal de salud, o la no tenencia de un seguro.

Esto es entendible desde el punto de vista de los especialistas en salud, sin embargo, existen dos barreras que impiden que la otra mitad de peruanos puedan acceder a un servicio de salud de calidad, confiable, honesto, a tiempo y, al menos, con verdaderas posibilidades de recuperarnos frente a cualquier problema de salud; me refiero a la informalidad y a la corrupción que existe en este sector.

Sobre la informalidad me ocuparé en otro momento, creo que basta referir la venta de medicamentos en las farmacias sin necesidad de receta médica, o lo que es peor, la comercialización de medicamentos (robados, adulterados o de contrabando) en cualquier galería comercial sin ninguna garantía o efectiva fiscalización de las autoridades responsables.

Pero lo que sí debe llamar la atención de todos es la corrupción que existe en este sector. Esta semana conversé con algunas personas que trabajan en el ámbito privado que me han generado gran indignación. Cada historia que me contaron con detalles evidencia que las áreas responsables de las compras en las entidades de salud del Estado están plagadas de delincuentes, la cultura del 10% por girar órdenes de servicio o dirigir los procesos de compra son una regla general para mantenerse en el mercado, “si no les das, simplemente no te compran, encima te dicen directamente, tal empresa me está ofreciendo tanto, y tú cuánto me das”. Así de simple, lo tomas o lo dejas.

El presupuesto público asignado este año al sector salud es de 8,456 millones de soles, de los cuales 2,643 millones son para pagar planillas y pensiones del personal médico y del personal administrativo, mientras que 4,100 millones están destinados a la compra de bienes y servicios, entre otros gastos, que son ofertados por las oficinas de logística de estas entidades públicas. Estas compras son las que se negocian, y las coimas las pagamos todos los peruanos.

El mecanismo es simple, si yo quiero venderle a un hospital gasas quirúrgicas estériles, que estoy importando a un sol puesto en mi almacén, y mi precio de venta es 2 soles, el analista de logística me pedirá que yo elabore las especificaciones técnicas o las bases a la medida de mi producto y que les cotice 3 soles por cada gasa, de allí sale la “comisión” negociada, y la forma de “pagar” es con depósito en cuenta a un tercero, o la compra de algún bien, o el pago de algún viaje, esto si el monto de la venta es menor a los 400 mil soles.

Y si la venta es directa —por un valor menor a las 8 UIT— entonces le dejas el “sobrecito” en la mesa donde muy contentos comparten un pan con chicharrón en la avenida arenales o en otro de esos restaurantes donde se pactan porcentajes y marcas de celulares, licores, artefactos o incluso autos y camionetas, que luego el empresario tiene que comprar y “maquillar” con su contador para justificar el “gasto en atenciones especiales”.

Es decir, entre la sobrevaloración y la repartija de coimas que va desde el analista logístico hasta la alta dirección —porque así funciona— se estima que este año el Estado pagará indebidamente 500 millones de soles solo en el sector salud, es decir, más del presupuesto que necesita el INEN para funcionar durante todo el año. ¡Y ni qué decir de lo que pasa en las regiones!

Realmente duele el Perú cada vez que miras el aparato público y este sistema corrupto de mercaderes del Estado. La solución es muy fácil para acabar con este mecanismo perverso de corrupción, todas las compras deben hacerse en línea, sin intermediación alguna entre los “logísticos” y los proveedores, con propuestas técnicas y económicas de acceso público. La única forma de lograr precios justos y productos de calidad es a través de mecanismos de transparencia totalmente abiertos al control y la vigilancia ciudadana, aunque esto afecte al clientelismo político, que finalmente está detrás de estas malas prácticas. Y es también una decisión política que hasta ahora nadie se atreve a tomar y mientras, seguiremos padeciendo con el sistema de salud que tenemos, no solo escaso en gasas y medicamentos sobrevalorados, sino en valores como la ética y la honestidad.

Publicado también en DePolitika.pe


Escrito por

Julio Navarro -Jucenaf

Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.


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