#ElPerúQueQueremos

foto: noticias ser

La tarea de la Contraloría

Publicado: 2017-07-10

El artículo 82 de la Constitución le encarga a la Contraloría General la tarea de supervisar la legalidad de la ejecución del presupuesto del Estado y el correcto funcionamiento de las entidades públicas, incluyéndose a sí misma. El contralor es elegido por un periodo de 7 años y solo puede ser removido por el Congreso por falta grave. 

Y aunque Edgar Alarcón Tejada ejerce como contralor general desde el 6 de septiembre de 2016, en menos de un año ha caminado contracorriente de –por lo menos- uno de los requisitos para ejercer su cargo: tener una conducta intachable y reconocida solvencia e idoneidad moral.

Otro de los requisitos es tener título profesional universitario, condición que para Alarcón se mantiene en suspenso después de que el consejo de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa ratificó que su título profesional de contador fue obtenido de manera ilegal, y de perderlo quedaría sin posibilidad de ejercer algún cargo como funcionario público, ni siquiera en su plaza de origen como él ha indicado en los últimos días.

Por lo visto, Edgar Alarcón ya está fuera de la Contraloría, el Congreso y su mayoría parlamentaria no asumirá el pasivo de mantenerlo en el cargo, por lo que terminará removido por falta grave, enumerar las razones sería redundante a lo que todo el país ya conoce.

Y entonces empiezan a aparecer algunos nombres como propuestas para hacerse de la designación de este cargo con rango de ministro, sin embargo, esto no resolverá la grave crisis que atraviesa dicha institución que -en los últimos años- ha demostrado su total incapacidad para cumplir su única función de supervisar la gestión pública, basta mirar el caso Odebrecht, los puentes caídos, las obras emblemáticas inconclusas, el tráfico de las medicinas en el sistema de salud, el “vergel” de los gobiernos locales y regionales haciéndose de coimas por sus procesos de adquisiciones, los direccionamientos en las contrataciones de personal, CAS y terceros, el tráfico de influencias de los asesores de la alta dirección, los acuerdos bajo la mesa en las licitaciones de los servicios de seguros, limpieza y vigilancia, las computadoras sobrevaluadas, las boletas “truchas” en las rendiciones de viáticos, hasta singulares servicios de mantenimiento de 20 sillas labradas por 30 mil soles, y tantos casos más de micro y macro corrupción que se traman en las gerencias de logística a vista y paciencia de los órganos de control interno que se supone están allí para detectarlos, sin embargo, sus niveles de efectividad son deficientes frente a la realidad que todos conocemos.

El nuevo contralor tendrá que tomar el timón de un barco a la deriva en medio de una tormenta de desconfianza ciudadana para tratar de encaminarlo a buen puerto, una embarcación recientemente dimensionada –Alarcón modificó su estructura orgánica en marzo último- para dar trabajo a 4206 empleados, de los cuales 94 son cargos de confianza, designados a sola firma, y que tiene a sus actuales gerentes de coordinación regional como “encargados” en el puesto. Otra particularidad es, por ejemplo, la gerencia de coordinación parlamentaria que depende de la secretaría general y que cuenta con 13 plazas de las cuales 5 son de confianza, un súper equipo para mantener buenas relaciones con el Congreso. Además, existe una gerencia de prevención de la corrupción con 16 plazas –que también depende de la secretaría general- y que a la fecha, es evidente que no ha logrado sensibilizar lo suficiente en prácticas anticorrupción a los directivos de su institución, sino, basta mirar el portal de transparencia de la Contraloría y notar que ninguno de sus principales funcionarios tiene su hoja de vida publicada como debería ser.

Otro funcionario que ha pasado desapercibido es el gerente del órgano de control institucional José Iparraguirre, que depende directamente del contralor, quien entre sus funciones tiene la obligación de “actuar de oficio cuando en los actos y operaciones de la entidad se advierten indicios razonables de ilegalidad, omisión o incumplimiento”, además de velar por el correcto uso de los recursos asignados a la Contraloría, sin embargo, ¿cómo puede “controlar” a la institución que es dirigida por el que lo designa en el cargo?, esto debe revisarse para responder a aquella pregunta que muchos nos hemos hecho: ¿y quién controla al contralor?, porque hasta ahora nada de nada.

La Contraloría es una entidad que en los últimos años ha incrementado considerablemente su presupuesto, en el año 2009 manejó 172 millones de soles y actualmente cuenta con 511 millones, el triple de lo que tenía hace 8 años, sin embargo, los resultados siguen siendo insuficientes en esta lucha contra el mayor de los males que afecta al aparato estatal: la corrupción y la falta de honestidad, eficiencia y transparencia de los empleados públicos.

Quién asuma el nuevo reto tendrá que hacer cambios profundos en la Contraloría, revisar las competencias éticas de los funcionarios actuales, ser realmente eficiente en el gasto, separar la paja del trigo, y asumir verdaderamente su rol de control sin sesgos políticos, de una vez por todas debe establecerse un eficiente sistema de control totalmente independiente a las entidades que vigila y totalmente abierto al acceso ciudadano, incluyendo cambios drásticos en sus propios mecanismos de autocontrol, con personal honesto y calificado, que estoy seguro tenemos en el Perú pero que se resisten a trabajar en el servicio público porque por donde se camina huele a podrido, y como solía decir en mi anterior trabajo, por más limpia que sea tu labor en una entidad hedionda, el mal olor se impregna en tu ropa y de inmediato te pueden confundir como si fueras uno de los causantes de esa pestilencia, y la Contraloría tiene la responsabilidad de meterse a esas cloacas para limpiarlas de esas ratas de alcantarilla. Esa es su tarea.


Escrito por

Julio Navarro -Jucenaf

Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.


Publicado en

Construyendo un Perú mejor

Elegir, actuar y transformar el entorno para incrementar su valor y generar felicidad y progreso es el deber que debemos cumplir cada día!