#ElPerúQueQueremos

El Estado sufre de bulocracia*

Publicado: 2017-05-29

En las últimas semanas hemos sido testigos de la cantidad de acusaciones, intrigas, insultos, sentencias, “troleadas” y condenas a políticos, secretarios generales, funcionarios de gobierno, congresistas, gobernadores, jueces, fiscales, activistas, periodistas y otro tanto de internautas que haciendo uso de sus pulgares sobre las pantallas táctiles de sus smartphones prorrumpen sus ataques virtuales en menos de 140 caracteres, contra el otro, contra el ministro, contra el congresista, contra el periodista, contra cualquiera, total, las redes aguantan todo, permiten todo, pero por si acaso detrás de un alias y un monigote que blinda la identidad del que ofende con severidad al prójimo. 

Y eso consumimos todos, porque el whatsapp, el facebook y el twitter son casi una extensión de nosotros mismos dentro de este mundo virtual al que pertenecemos y que ahora es también una forma de hacer “política” o “contrapolítica” en este país conectado.

Si en una época los políticos incómodos para la dictadura eran atacados a través de las portadas quiosqueras de los diarios chicha, ahora son los “troles” -esos de los que se queja Lourdes Alcorta- los que inundan las redes con bulos e injurias. Y claro, los jóvenes más propensos a la Internet consumen velozmente estos punzantes mensajes y empiezan a instalar en sus conciencias virtuales la “nueva cultura” de la política peruana y de cómo funciona el Estado en todas sus instancias.

Mientras que el ciudadano común se deprecia con las redes sociales, dentro de las entidades del Estado prevalecen las otras redes que también devalúan la gestión pública, eso que los apristas llamaban “radio bemba” para transmitir los mensajes del Jefe a los compañeros, boca a boca, y mejor si es al oído de la compañera para que ella se encargue de llevar el mensaje a toda la familia. Así era antes, y así es ahora, aunque los mensajes ya no son del jefe, y tampoco son mensajes, ahora son chismes que ruedan por los pasillos de estos hacinados locales públicos, historias de baja estofa que arrastran amoríos escondidos, contubernios con hedor a corrupción, conspiraciones perversas, tráfico de intereses, puteríos en saunas, borracheras salseras y mujeres que entregan sus caricias por un mejor puesto, por un privilegio, por un auto del Estado con chofer que las recoja en las mañanas y les devuelva en las noches, o por ganarse un viaje fuera del país en comisión de servicios con todos los gastos pagados con nuestros impuestos.

Eso dicen los pasillos, eso comentan a baja voz las secretarias, y también los secretarios de poco pelo, los asesores chatos, los influyentes en las altas esferas del poder de turno. Así funciona la “bulocracia” peruana, así funciona en el Estado, en manos de los llamados “cargos de confianza”, los que cuando llegan ya saben que el puesto les durará poco, por lo tanto, pocos tratan de hacer las cosas bien, mientras que otros tratan de acumular rápidamente el poder –y peor aún algunos miserables tratan de acumular riquezas- valiéndose del nombre del que los ha designado, para disfrutar humillando al estable del sistema más maltratado del Estado, los del régimen 276 (los mal pagados), o sometiendo a los que son CAS (otro sistema híbrido de empleo estatal), renovándoles mes a mes sus contratos, para tenerlos en vilo, para poder botarlos si cometen un error o no quieren firmar o hacer caso, y los “terceros”, esos que están con órdenes de servicio, también deben obedecer lo que se les pide, sujetos a horario, sin MOF ni ROF pero trabajando igual o más que los otros, aunque sus pagos casi nunca se dan a tiempo, sin vacaciones, sin derechos laborales.

Nelsa Curbelo, la escritora uruguaya, escribió alguna vez: “No acepto que nos alimenten como ciudadanía con carroña, con sobras descompuestas, con campaña sucia… Eso es faltarle el respeto a la ciudadanía, es tratarnos como personas que siguen el viento que sopla, o como espectadores que se nutren de chismes y según eso eligen, es hablar al pueblo sin conocerlo. Y lo que es peor, es hacer de esa práctica una moda, una conducta normal, de tal manera que estamos drogados, inmunizados. ¿Cuál es la última? Nada importa, todo resbala. Y en este mundo de vértigos, un rumor sigue a otro, sin posibilidad de comprobarlo… No quiero vivir en chismocracia, en escandalocracia, en insultocracia, quiero la democracia con sus defectos y sus posibilidades de mejorarla.”

Una verdadera democracia debe construirse con la participación de los que realmente creen en ella, no de los otros que sólo buscan aprovecharla, esos que hacen de la bulocracia la justificación de sus malas decisiones y de sus errores. La verdadera reforma del Estado debe empezar por “modernizar” el aparato público, debe impulsarse desde el ejecutivo la rápida implementación de la Ley del Servicio Civil, debe promoverse la meritocracia, debe reducirse al 20 por ciento los puestos de confianza, debe separarse la administración pública de la gestión especializada empezando en los sistemas de justicia, de salud y en el Congreso, porque si no, seguirán comprando computadoras sobrevaluadas por acuerdo de Junta Directiva, y no pasará nada; y seguirán negociando la salud bajo la mesa al estilo de Carlos Moreno, y no pasará nada; y seguirán contratando asesores y funcionarios que no saben de administración pública, ni de indicadores de gestión, ni del manejo correcto del presupuesto público; y las leyes y la justicia seguirán a merced de las buenas intenciones pero su poca eficiencia y eficacia seguirán reflejándose en los pilares de expedientes de papel amontonados en baños improvisados, en el suelo, sobre escritorios viejos, en manos de los secretarios que a su antojo –y algunos a mordidas- desempolvan los expedientes para darles trámite en un país donde la justicia es privilegio de los que son cercanos a los estudios de abogados, esos como los vinculados a Odebrecht, y entonces, no pasará nada.

*Bulocracia: Influencia excesiva en los asuntos públicos de las noticias falsas propaladas internamente con algún fin (Bulo: mentira, embuste, chisme).

Publicado en: www.depolitika.pe


Escrito por

Julio Navarro -Jucenaf

Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.


Publicado en

Construyendo un Perú mejor

Elegir, actuar y transformar el entorno para incrementar su valor y generar felicidad y progreso es el deber que debemos cumplir cada día!