El Google Glass murió por culpa de un triángulo amoroso (esto es real)
En 2012, apareció un gadget que según Google, cambiaría la historia para siempre. La revista Time incluso lo catalogó como uno de los mejores inventos del año. Hablamos del tan publicitado, Google Glass, el invento que todos los millonarios, nerds, geeks y famosos deseaban.
Los vimos en Los Simpsons, The Colbert Report, los usó Oprah, Beyoncé, Jennifer Lawrence y hasta Bill Murray. Pero tan pronto como llegó Google Glass… se fue.
Tal vez pensaste que la razón de su desaparición, fue porque sencillamente no tuvieron la demanda necesaria, o que eran demasiado perfectos para ser reales. Pues, ninguna de las anteriores. Resulta, casi a modo de chisme, que todo cayó por una relación tormentosa, un triángulo amoroso para ser exactos y novelescos.
Los comienzos de Google Glass
Para echar el cuento como debe ser, tenemos que retroceder en el tiempo. Todo comenzó en Mountain View, California, en las elegantes oficinas de Google, en medio de todo lo perfecto que debe ser ese lugar, se llevó a cabo un meeting donde se presentaron en conjunto, un total de 100 ideas que buscaban el “futuro”.
Entre ellas, había un GPS de espacios interiores y una idea llamada, Google Brain (el cerebro de Google), que consistía en tener adherido en el cuerpo, algún tipo de computador, algo más parecido a unos lentes o anteojos. Eric Schmidt (en ese entonces ejecutivo de Google), solicitó a Sebastian Thrun, un teólogo y genio de la Universidad de Stanford hacer realidad la idea de Google Brain.
Sebastian Thrun, comenzó a colaborar con Google, sugiriendo un nombre más fresco, atractivo y tal vez comercial. Temporalmente fue llamado Google X (por ahora nada wow).
El proyecto se convirtió en todo un secreto. Pronto consiguieron un laboratorio en el Campus de Google, una casa secreta en la Avenida Charleston, donde se definió por primera vez, hacia dónde iba Google X. Una cosa tipo realidad virtual que posteriormente, se conocería como Google Glass.
Se reclutó un sinfín de científicos y genios para trabajar en Glass, Astro Teller y Babak Parviz, ambos a la vanguardia de la informática. Incluso, Sergey Brin, el co-fundador de Google también se unió a ese increíble equipo (atención con Brin).
Google Glass era una obra maestra que estaba en proceso, por eso Google no decidió vender el primer lote a tiendas minoristas, quiso limitarlo a Glass Explorer, un selecto grupo de genios informáticos y otros periodistas que pagaron 1.500 dólares por el privilegio de ser los primeros en obtenerlos.
Pero la idea se comenzó a difundir, la estrategia fracasó y con ello la exclusividad. Aunque el equipo de Google Glass sabía que todavía no estaba listo, la otra parte de Google y Brin, tenían otros planes de mercadeo (se pone feo el cuento).
Todos quieren un Google Glass
Efectivamente todo se adelantó. En el 2012, hubo una conferencia de desarrolladores en Google, donde aparecieron paracaidistas en caída libre usando los Glass y aterrizando encima del auditorio. Brin en primera fila, lucía orgulloso mostrando el nuevo juguete y quedando como el Tony Stark del mundo vida real. Al año siguiente, el mismo Brin estaba en primera fila en la exhibición de Von Furstenberg, usando orgullosamente un par de Glass. La voz se corrió.
Google Glass fue usado hasta por jugadores, técnicos y árbitros en un duelo en el 2014 entre el FC Barcelona y el Laboral Kutxa (show off del máximo).
¿El gran problema? El proyecto no tenía que haber sido lanzado de esa manera. No estaba totalmente listo, aún presentaba fallas. Pero ya estaban en medio de los 15 minutos de fama.
Las críticas comenzaron a llegar por parte de los grandes de la tecnología "el peor producto de todos los tiempos”, Google Glass tenía una pésima batería, falta de privacidad, fallas por doquier y hasta prohibido en lugares públicos. Hasta hay un Tumblr que se burlaba de ellos: Hombres Blancos Usando Google Glass.
Líos de faldas y lentes
Y todo explotó en el 2014. En medio de otras innovaciones, como las impresoras 3D robando protagonismo a los Glass, salió a la luz pública el desarrollo de un romance entre Sergey Brin y Amanda Rosenberg, una gerente de mercadotecnia en Google Glass que había ayudado a organizar la exhibición de moda de Diane Von Furstenberg, donde estuvo el señor Brin en primera fila.
Además, Brin había dejado a su esposa por Rosenberg, quien a su vez estaba dejando a su novio, que también trabajaba en Google (feo, feo). Incluso, según Vanity Fair, la esposa (ex) de Brin había sido amiga de Rosenberg.
Todo se veía horrible para los Google Glass: los primeros empleados se fueron y para evitar seguir haciendo el ridículo, el mismo Brin, dejó de usar los lentes en público.
En enero pasado llegó la noticia: Google abruptamente anunció que estaba cancelando su programa Glass Explorer.
Por ahora, los Glass están siendo supervisados por Ivy Ross, una diseñadora de joyería que dirige la división de lentes inteligentes de Google y Tony Fadell, un ex ejecutivo de producto de Apple y creador de Nest. Este grupo está buscando y experimentando en el mismo proyecto con otro enfoque, sin amantes de por medio ni espectáculos absurdos para mercadearlo.
Ya veremos cuál es el futuro de los Google Glass. Tal vez, el triángulo amoroso, fue una señal del destino.
Publicado por: Helena Cartablanca (09-abril-2015) en batanga.com
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Periodista y luchador incansable contra la crisis de valores para construir un mundo mejor! JALCA para siempre! Aquí mi opinión personal.
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